30 junio 2016

“Canto a los ríos del planeta”. Manifiesto de la poesía venezolana




XIII Festival Mundial de Poesía 2016
“Canto a los ríos del planeta”
Manifiesto de la poesía venezolana
Desde el Centro de Estudios Latinoamericano Rómulo Gallegos


Dónde está el manantial, dónde el liquen, la abeja que le cuida, las piedras cantarinas...
A dónde irán a beber la hermana serpiente, el hermano jaguar...
A dónde van los manatíes, la tortuga Arrau, el caimán y la tonina...
Dónde están el alevín, la caracola, los peces solares, las aves del agua...
Dónde el arbolito y la pajarita pico rojo...

Todo río es un bautizo de aguas para los seres vivientes. Oda salutatoria a los mares y océanos. Diálogo de los líquenes y las algas que dieron los primeros pasos desde el protozoario e iniciaron la vida. Una danza que fluye con la eternidad de lo observable.

Todo río se eleva y condensa para hablar con los cielos. Detiene sus aguas por momentos, extiende alas y cae como lluvia, granizo, nieve. Canta con murmullo o tropelías de potencia divina. Imagina y construye paisajes, escenarios. Lleva en su seno peces, aves y reptiles, curiaras o barcos, corceles de espuma y canciones.

La Tierra es un ser vivo del cual somos parte. Las aguas son su sangre cristalina y fresca, o su sangre hirviente que proviene del profundo corazón que alimenta el fluir eterno de la vida.

Nosotros poesía de la América Meridional hablamos con la voz de los ríos desde el sur de la Patagonia, acendrados en la meditación de los glaciares (el Upsala y el Perito Moreno...), hasta el Mar Caribe, con voz del Plata, desde la triple hermandad del Iguazú, con el Paraná y Uruguay, Amazonas, San Francisco, Tequendama, Bío-Bío, Magdalena, Orinoco y Caroní, y todas las cuencas, lagos, quebradas y ríos tributarios de la vida hasta nuestra ciudad capital Caracas, atravesada por los ríos El Guaire y El Valle, acompasados por las quebradas a uno y otro lado del Waraira Repano, para volcarnos sobre el Mar Caribe y el Océano Atlántico.

Y desde aquí alertamos:
Mas de dos mil ríos se han secado y se siguen secando en Venezuela desde finales del siglo XX hasta el presente. Ocurre delante de nuestros ojos. Se trata de una desconsideración profunda con respecto al amor que debemos a los ríos. Es resultado de la acción de empresas constructoras y la actividad industrial en el país, la débil visión de decisores y la falta de conciencia al respecto por parte de la población.

La minería de extracción de hidrocarburos y diversos minerales acarrea consecuencias irreparables sobre nuestras fuentes fundamentales de agua, y afecta en lo inmediato a las poblaciones aledañas. Inmediatamente después compromete a todo el país y a todos los seres vivos.

Ya hubo tiempo para sembrar el petróleo. Ahora debemos sembrar ecológicamente, en base a control biológico de plagas, sin uso de pesticidas; de manera diversa y sin monocultivos; rescatando nuestras semillas madres amenazadas por el paquete transgénico; reaprovechar y disponer adecuadamente de residuos sólidos, y disponer de aguas residuales sin destruir bosques y cuencas de nuestros ríos.

Preguntamos:
¿Por qué el hombre vierte sus desechos en los ríos, en contra de la Ley que ordena disponer responsablemente de las aguas residuales y procesarlas adecuadamente?
¿Por qué las aguas son amarillas, moradas, verdes y azules cerca de la fábrica?
¿Por qué aparecen basura y aparatos electrodomésticos en las quebradas?
¿Por qué las industrias, las fábricas de refresco, de papel, la metalmecánica y la minería vierten el cloro, lo cáustico y el mercurio en el devenir?

Al respecto, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su Capítulo IX (De los Derechos Ambientales), artículo 127 sostiene:

Es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro. Toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica. El genoma de los seres vivos no podrá ser patentado, y la ley que se refiera a los principios bioéticos regulará la materia.
Es una obligación fundamental del Estado, con la activa participación de la sociedad, garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas, sean especialmente protegidos, de conformidad con la ley”.

Y en su Capítulo I. Del Régimen Socio Económico y de la Función del Estado en la Economía. (TÍTULO VI. Del sistema socio económico), artículo 304, expone lo siguiente:

Todas las aguas son bienes de dominio público de la Nación, insustituibles para la vida y el desarrollo. La ley establecerá las disposiciones necesarias a fin de garantizar su protección, aprovechamiento y recuperación, respetando las fases del ciclo hidrológico y los criterios de ordenación del territorio”.




Entonces, nosotras y nosotros desde un rincón de la poesía venezolana declaramos:
El ser humano no tiene derecho a dañar las fuentes de agua, las cuencas, los ríos, el mar de nuestras hijas, de nuestros hijos, de niñas y niños y de todos los seres vivientes del presente y del futuro.

La infancia y la juventud deben saber que es posible construir una sociedad sin destruir los ríos. Hacia allá se enfocan nuestros esfuerzos pues parece que los mayores no logran comprenderlo, y no saben cómo hacerlo.

Como poetas y soñadores invitamos a repensar la explotación del Arco Minero de la Orinoquia, donde no prevalezca la explotación del oro, diamante, coltán y otros minerales.

En cambio, invitamos a privilegiar la protección de sus aguas, aire, y la megabiodiversidad presente en nuestro país y en toda la Amazonía, y más allá de ella. Y a emprender su investigación y aprovechamiento ecosostenible.

Nos proponemos:
Sembrar reflexión para la conciencia en las cuencas del espíritu.

Sembrar muchos árboles en el Waraira Repano y en nuestros entornos inmediatos. Participar en la siembra de millones de árboles, tal como el Libertador Simón Bolívar empezó a hacerlo y nos pidió que lo hiciéramos.

Promover con la acción poética una revolución de ideas para el surgimiento de econciencia y ecohumanidad.

Privilegiar un modelo de sociedad basado en la preservación de las principales fuentes de agua que garanticen nuestra supervivencia y la de las futuras generaciones, priorizando la preservación de la mega-biodiversidad y de nuestros ríos.

Sembrar reflexión en la infancia y juventud venezolana, y llamar la atención de toda la Humanidad.

Suscribimos: Frente de Creación Literaria Oficio Puro, Plaza de Poetas, Colectivo Cultural Criticarte, En la Otra Orilla, Las Fulanas Esas, Conjuro de la Luna, Letras Urbanas, Tercera Propuesta (Guatire-Guarenas), Aquelarre (Mérida); Colectiva Ecofeminista de Investigación y Acción La Danta Las Canta.
Lo hacemos con el compromiso por crear una sociedad ecológica donde todos podamos vivir en paz y armoniosamente.


En el Valle de los Caracas, jueves 30 de junio de 2016
a los pies de la Gran Montaña
La Montaña que Mira
Nuestra Montaña Madre Protectora Waraira Repano
Madre de arroyos y quebradas
Ventana azul del abra solar.

Nelson Joel Rojas


Sala C, piso 6 del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos

Canta Alejandro Parra con Sibusiso Nkundlane en la percusión. Les flanquean Isabel Ortega y Edsigual Mirabal, a la izquierda, y Àlvaro Pacheco y Javier Salazar, a la derecha







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